¿Quieres Aprender a Negociar?
Publicado por:Paloma Mora
Francamente.Vivimos es un país con una cultura más orientada al ocio que alnec-ocio.Dicho así, parece que lo que viene a continuación es una apología de la autocrítica ibérica y feroz en la que todos nos reconocemos. Nada más lejos de mi intención.
Quisiera hoy traer a colación la capacidad de negociación, que no del regateo de mercadillo ytianguis.
Negociar supone, antes que nada, una habilidad, una capacidad, en muchos casos, innata pero, en otros muchos, una destreza que se consigue con la experiencia y la práctica habitual. Y es que, negociar es cosa de “adultos”.
Aprender a Negociar requiere de grandes dosis de seguridad, pero también, de generosidad para llegar a una situación win-to-win(como dicen los británicos) en la que ganan todas las partes. La condición necesaria es que sendas partes mantengan posturas opuestas para que se pueda dar el tan ansiado acercamiento dialéctico.Comienza el combate.
Los argumentos esgrimidos por ambas partes deben ser coherentes y fundados para que el propio movimiento de la negociación vaya en la dirección correcta y no surjan los temidos “bloqueos” o “enrocamientos”, que paralizan el proceso. La coherencia interna de cada uno de los participantes es esencial.
Los tiempos de la negociación son importantes, también los silencios. ¿Quién no ha temido alguna vez perder una suculenta oferta por mantenerse en sus 13? Los tiempos de espera, desesperan.
El manejo del compás de los fonemas y sus silencios denota seguridad, autocontrol. Y es que, como dice la canción de Radiofutura….”Hace falta valor“. Por el contrario, el titubeo, las concesiones precipitadas y el ritmo acelerado denotan inseguridad y dinamitan el acercamiento provocando la consagración merecida o no de una de las partes.
En nuestras transacciones emocionales y comerciales más cotidianas, nos encontramos con audaces profesionales de la lucha dialéctica, que nos provocan en el ánimo ese sentimiento tan manido de “me la han colao“. Y, ¿ Quién no ha tenido la sensación de que su jefe ha llevado una conversación por el camino más perjudicial para sus propios intereses? Y, sin embargo, ahí estás tú,cuasi-cabizbajo y dando las gracias por llegar a un acuerdo del que en absoluto has sido partícipe. El cóctel sentimental inmediato está servido: resignación, falta de coraje, frustración y resentimiento.
Éste último sentimiento, el resentimiento, es, tal y como decía el filósofo alemán Nietzschez, la enfermedad de la Europa del Siglo XIX, que vuelve con virulencia a los albores del Siglo XXI. Y es que, el miedo, la falta de confianza en nosotros mismos, motivada por nuestra circunstancias, nos lleva a aceptar irremediablemente aún en contra de nuestra voluntad. Pero, esto es motivo de otra entrada.
Atrevernos a negociar, a tensar la cuerda, nos hace más responsables y soberanos de nuestra propia vida, como emprendedores, asalariados, o en nuestras transacciones comerciales e, incluso emocionales más cotidianas.
Negociar es anticiparnos y decidir: en definitiva, forzar la elección en lugar de aceptación incondicional de las claúsulas impuestas por otros.
Fuente:http://nuevosemprendedores.net
Lcdo. Andres La Cruz
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